jueves, 27 de noviembre de 2008

Caza ilegal del elefante

Antes el marfil, ahora su carne; crece caza ilegal de elefante

La carne de elefante es considerada una delicia y hay cada vez mayor demanda.

Un elefante del bosque típico, que pesa de 2.250 a 2.700 kilogramos y produce 450 kilos de carne comestible, puede rendir al cazador ilegal hasta 180 dólares por el marfil y hasta seis mil dólares por la carne.

Los mercados de la República Centroafricana ofrecen todas las delicias gastronómicas de la selva, incluyendo mono, chimpancé, antílope y si el comprador tiene el dinero suficiente, hasta elefante.
Los cazadores matan a los paquidermos y les cortan los colmillos para llevarse el marfil. Después, sobre parrillas con fuego alimentado a leña, cocinan la carne durante un día calcinando el exterior para preservarla durante el viaje hasta la ciudad. La carne de elefante es considerada una delicia y hay cada vez mayor demanda.
La mayoría supone que la demanda internacional de marfil es la mayor amenaza para los elefantes. Pero los elefantes del bosque -quizá los más amenazados en el mundo- son cazados no sólo por sus colmillos sino también por su carne.

En los mercados de Bangui, el marfil rinde al cazador ilegal unos 13.60 dólares la libra. La carne ahumada de elefante se vende a 5.45 dólares la libra, considerablemente más que cualquier otro tipo de carne, incluyendo vaca o cerdo.
Un elefante del bosque típico, que pesa de 2,250 a 2,700 kilogramos y produce 450 kilos de carne comestible, puede rendir al cazador ilegal hasta 180 dólares por el marfil y hasta 6,000 dólares por la carne. El ingreso promedio para un africano en la cuenca del Congo es de aproximadamente 1 dólar diario.
Los moradores del bosque viven sumidos en tal pobreza que no tienen tiempo de pensar en la conservación animal.

Los elefantes del bosque son diferentes de sus congéneres que viven en las sabanas del este y el sur del África, donde la mayoría es protegida por los guardias forestales. Los elefantes del bosque son más pequeños y más oscuros, sus colmillos menos curvos y sus orejas más ovaladas. Habitan desde Guinea hasta Uganda, pero se concentran sobre todo en la cuenca del Congo, donde abundan la guerra y la pobreza.
Poco se conoce sobre estos elefantes porque viven en pequeños grupos dentro de la selva húmeda. En 1989, los biólogos de la vida silvestre calcularon que en la cuenca del Congo había 172 mil de ellos.

Desde entonces no ha habido estudios amplios, pero un análisis de seis áreas de elefantes de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre en parques nacionales, difundido en abril, halló que “una combinación de matanzas ilegales y otras perturbaciones humanas ha tenido un profundo impacto en la abundancia y distribución de los elefantes del bosque”.
La Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción prohibió el comercio de marfil en 1989, pero algunas naciones africanas recibieron permiso para vender marfil en 1999. Otra venta fue autorizada en el año 2002.
Funcionarios gubernamentales en ambas partes cobran impuestos sobre ese comercio, aunque es ilegal según el derecho internacional. Los recaudadores de impuestos y otros altos funcionarios se negaron a responder preguntas sobre ese comercio o sobre el sistema impositivo.

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